Cada día, cuando va a comprar, paga el precio indicado en las etiquetas de los productos, pero lo que paga en la caja del supermercado no cubre el verdadero coste de sus alimentos.
Detrás de las etiquetas de los precios hay costes ocultos que son mucho más significativos, y que pasan desapercibidos. Estos costes ocultos son las repercusiones negativas de nuestro modelo de producción industrial y globalizado en nuestra salud, en el medio ambiente, en las personas que cultivan nuestros alimentos y en los animales.
Se trata de un sistema engañoso, impulsado por la búsqueda del máximo beneficio y la obtención de ganancias a corto plazo, que supone un alto precio para la sociedad en su conjunto.